Llaveros anticaídas, sensores de hábitos... la teleasistencia 3.0 que llega a Madrid este 2023

  • La Comunidad ultima la compra de más de 300.000 dispositivos para poner en marcha el servicio este año. 
  • La gama de sistemas va desde 'chivatos' en puertas y ventanas a dispensadores de fármacos 'inteligentes'.
Imagen de los sensores que se colocarán en las viviendas de mayores usuarios de la teleasistencia.
Imagen de los sensores que se colocarán en las viviendas de mayores usuarios de la teleasistencia.
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Imagen de los sensores que se colocarán en las viviendas de mayores usuarios de la teleasistencia.

Un sensor que no detecta movimiento durante horas en un pasillo, un dispensador de fármacos que no se utiliza en las horas de toma de medicamentos o un frigorífico que permanece cerrado durante todo un día. Estas son algunas de las señales que alertarán de que algo no va bien para un usuario de teleasistencia avanzada en la Comunidad de Madrid. El nuevo sistema, dotado con mayores prestaciones tecnológicas, se instalará en los domicilios de los mayores y se espera que entre en funcionamiento antes de que acabe 2023. 

En total serán 310.000 dispositivos de última generación que velarán por el bienestar de los mayores que los tengan instalados en sus viviendas. Suponen un cambio total de paradigma: mientras que el tradicional 'botón rojo' necesitaba ser accionado por el usuario y entonces se desencadenaba una señal de alarma, ahora serán los dispositivos los que avisarán si un comportamiento, o la ausencia de él, no encaja en los hábitos que tiene registrados.

"Se van a sustituir todos los terminales clásicos por digitales", explica Adriana Acevedo, responsable de proyectos de Atenzia y responsable del servicio de teleasistencia en la Comunidad de Madrid. Esta empresa es la adjudicataria del contrato de la teleasistencia avanzada, que ya tiene luz verde del Consejo de Gobierno y cuya financiación asciende a más de 39,3 millones de euros procedentes de fondos europeos. 

El catálogo de sensores y dispositivos es muy amplio: roza la decena. Hay desde detectores de humo y gas comunes hasta sensores de movimiento pasando por aparatos que guardan una serie de patrones de vida de los usuarios y que alertan si no un día no cuadran los horarios de actividad con los que los equipos tienen registrados. 

También hay un dispensador de fármacos que se carga para 21 días y si se ignora una de las tomas preestablecidas envía una señal de alarma. Además, habrá mayores que tengan una tablet para seguir sesiones de mantenimiento o rehabilitación y para realizar actividades encaminadas a prevenir el deterioro cognitivo, entre otras tareas. 

Llavero anticaídas con localización GPS y posibilidad de hacer llamadas sin necesidad de teléfono móvil.
Llavero anticaídas con localización GPS y posibilidad de hacer llamadas sin necesidad de teléfono móvil.
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No puede faltar el collar con la medalla del 'botón rojo' de la teleasistencia, aunque ahora es mucho más discreto que hace años y se complementa con otros dispositivos más sofisticados. Es el caso de un llavero anticaídas: si el usuario pierde la verticalidad puede enviar una señal de alarma y hablar con la central de asistencia aunque no lleve teléfono móvil gracias a que está dotado de una pequeña SIM. La mayoría de los dispositivos de la 'teleasistencia 3.0' utilizan esta forma de comunicarse con las centrales, por eso no es necesario que los mayores tengan en su casa ni línea de teléfono ni internet.  

La instalación de estos dispositivos va precedida de una evaluación integral del usuario. "No todos los mayores necesitan todos los dispositivos", señala Acevedo, que además menciona que un usuario puede precisar de una reevaluación en un momento determinado. "En algunas personas el deterioro es muy rápido", alerta, y es posible que se tenga que tomar la decisión de instalar en su domicilio equipos que unos meses antes no necesitaban para estar atendidos en sus domicilios. 

Desde el momento de la evaluación al de instalación de los sistemas en los domicilios apenas pasan unos días. Es un procedimiento ágil y multidisciplinar en el que el mayor peso lo llevan los trabajadores sociales, aunque también hay expertos en inteligencia artificial y big data, que intervienen en el diseño de las bases de datos, e ingenieros y técnicos que forman parte de la instalación de elementos. 

Una sala con miles de llaves

Las alertas de los sistemas de teleasistencia y las llamadas de los usuarios llegan a una centralita en la que trabajan unas 300 profesionales, la gran mayoría mujeres, de distintos perfiles profesionales: psicólogas, terapeutas, trabajadoras sociales... De cada comunicación recaban unos datos de información básicas para valorar la incidencia y movilizar los recursos necesarios, que pueden ir desde servicios sanitarios a fuerzas y cuerpos de seguridad pasando por el propio personal de la empresa prestadora del servicio, Atenzia. 

Sala donde se custodian las llaves de los usuarios de la teleasistencia.
Sala donde se custodian las llaves de los usuarios de la teleasistencia.
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En la sede de esta compañía hay una sala, a la que solo pueden acceder un grupo reducido de responsables con un sistema biométrico, en la que se almacenan las llaves de los domicilios de los usuarios de teleasistencia en un armario con grandes paneles correderos. No es obligatoria la entrega de las llaves, pero desde Atenzia aseguran que es recomendable porque en caso de emergencia pueden acceder a las casas sin causar daños en las puertas o llamar a los bomberos. 

Las llaves, detallan, se almacenan sin datos que las asocien a los pisos a los que pertenecen: sólo llevan un código de barras. Al introducir en el ordenador los datos del usuario a cuya casa hay que acudir por un aviso, el programa arroja dónde están ubicadas en el armario. Para sacarlas de la sala hay que pasar el código y a la vuelta también hay que escanearlo. El sistema dirá al operario dónde colocar las llaves en el armario, un sitio distinto al inicial, por lo que es harto complicado que alguien las localice o se las lleve fuera de la sala sin que se salten las alarmas. De esta forma están controladas y se garantiza la seguridad de los usuarios.

Mónica Tragacete
Redactora '20minutos'

Estudié Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y conocí el oficio y el valor de la información local en 'Heraldo de Aragón'. Sigo aprendiendo cada día, ahora mientras escribo sobre la actualidad de la Comunidad de Madrid.

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